Corazones de manzana



Prologado por Enrique Falcón, verso a verso la autora desgarra el tejido oculto y efímero de la injusticia y el dolor; pero también reconstruye la figura de su abuelo junto a una acequia de chocolate (por encontrarse al lado de una fábrica de chocolatinas), a la que van los niños del pueblo.

La historia de este libro es tan sugerente como su título. Alicia perdió la libreta donde lo había escrito. Previamente, un ordenador averiado había acabado con sus trabajo poético de años. Su frustración duró hasta que alguien se puso en contacto con ella (por fortuna había escrito algunos de sus datos), para devolvérsela. La libreta había vuelto, repleta de ilustraciones. La unión fue irreversible, imposible de deshacer, por ello, Corazones de manzana es el trabajo de Alicia Martínez y Fransini. Sin distinción.